© Ariel Giacardi

El vértigo propicio

No debimos dejar que el tiempo caiga
desde la sal perpetua del olvido
como un irremediable desamparo
que ocultase la vida. No debimos.

Fue un error avenirnos al silencio,
permanecer al borde del sigilo
despertando a la sed cada mañana
sin soledad, sin patria, sin exilio.

A la espera prudente del espanto
nos quedamos, de un vértigo propicio,
sin dar jamás un golpe de distancia,
sin atrevernos a un dolor distinto.

Una sombra terrible nos ocupa
con su materia de ojos infinitos.
No debimos segar la espiga verde,
inútilmente verde. No debimos.

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Biobibliografía

Ariel Giacardi, Porteña, Córdoba, 1968. Reside en Santa Fe desde 1972. Ha publicado * Extranjero de la luz, * En torno de tu nombre, * No dejes que amanezca e * Historias de uno.